El departamento de estadística de la tercera economía más importante de Europa anunció que la economía italiana tuvo una contracción del 0.2% en el último trimestre de 2018.
Esto, sumado a la contracción del 0.1% en el tercer trimestre de 2018, crea un escenario de “recesión técnica” que prende las alarmas de una economía europea que aún no se recupera completamente de la crisis de 2008 y que tambalea con la salida del Reino Unido del bloque económico.
Las recientes coyunturas han resultado en un crecimiento del 1.8% para el total de los 19 países que componen la eurozona, mucho menor al esperado considerando el crecimiento de 2.7% en 2017.
Algunos atribuyen este bajo crecimiento a la ralentización global ocasionada por la guerra comercial entre Estados Unidos y Rusia.
Sin embargo, otros argumentan que la recesión italiana se justifica en las medidas populistas del nuevo gobierno de derecha en Italia, quienes planean dinamizar la economía aumentando la inversión social y aumentando las pensiones.
Esto va en contravía de los planes de Bruselas, quienes proponen reducir al máximo el déficit fiscal para alentar a los inversionistas.
El primer ministro italiano Giuseppe Conte culpó a la contracción en la demanda de Alemania y Francia del fenómeno de recesión, así como a las restricciones surgidas de la guerra comercial entre Washington y Pekín.