Después de varios meses de incertidumbre debido a las tensiones comerciales entre los tres países meridionales del continente, finalmente se ha llegado a un acuerdo para modificar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) y reemplazarlo por el nuevo pacto USMCA (United States – Mexico – Canada).
Las negociaciones se habían dado primero entre el gobierno de Enrique Peña Nieto y el de Donald Trump (el principal promotor de las modificaciones) llegando a feliz término en agosto, pero con una respuesta negativa por parte del gobierno canadiense de Justin Trudeau, por lo cual se pensaba que habría sólo un acuerdo bilateral que excluiría a Canadá.
Sin embargo, el domingo pasado las partes se reunieron para poner punto final al nuevo acuerdo que, según su preámbulo, “beneficie a los tres países con mercados más libres y justos que robustecen el crecimiento económico en la región, enfocado en el desarrollo de la pequeña y mediana empresa”.
¿En qué se diferencia el USMCA del TLCAN?
- El TLCAN no tenía fecha de vencimiento, mientras el USMCA expira en 16 años y deberá ser renegociado cada 6.
- Reducción de las medidas de protección al sector lechero por parte de Canadá, uno de los aspectos que había retrasado las negociaciones inicialmente.
- Para poder aplicar el no arancel en productos automotrices manufacturados, estos deberán haber sido hecho en un 75% con productos hechos en Norte América (cualquiera de los 3 países) y el 45% debe haber sido hecho por trabajadores que ganen al menos 16 dólares la hora (problemático para México).
- Mayores protecciones para marcas y patentes.
- Nuevas protecciones al medio ambiente, especialmente a la biodiversidad marina y al aire.
- Mayor protección por parte de Canadá y México contra las tarifas de Estados Unidos relacionadas con la manufactura de autos y mayores facilidades para los trabajadores mexicanos para sindicalizarse.
A pesar de estas diferencias, hay quienes argumentan que, en realidad, el acuerdo no hace grandes modificaciones al tratado original, como los economistas consultados por The Washington Post. Ellos manifiestan que lo único que cambia de fondo es la forma en la cual el presidente Trump afronta el discurso, ya no de una forma explosiva y ofensiva, sino mejor de una forma conciliadora y amigable.
El acuerdo aún tendrá que ser ratificado por los órganos legislativos de cada uno de los países.